In-cumpliendo Expectativas

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Cuando pensamos que algo va a suceder de una forma y luego, cuando pasa, resulta que es totalmente distinto a cómo tú lo habías imaginado, en ese momento, estás in-cumpliendo tus expectativas.

Las personas que me leéis asiduamente y/o me conocéis, sabéis que, a parte de otras técnicas que para muchas otras personas se quedan sólo en “esas cosas raras que tú haces”, suelo hacer visualizaciones de cómo deseo que se sucedan los acontecimientos en mi vida o los nuevos retos a los que me entrego.

 

Realmente es una herramienta que me funciona bastante bien, aunque claro, no siempre, y de eso quería hablaros hoy, de como manejar esas expectativas no cumplidas.

Me gusta pensar que hay dos formas de afrontarlas:

–       Quejándote, echando balones fuera y sintiéndote mal porque no se cumplieron, o,

–       Tomártelo como una de las mejores oportunidades de aprendizaje, analizando lo que ha pasado de la forma más objetiva posible, aprender de toda esa experiencia y cambiar todo lo que sea susceptible de ser mejorado.

 

Ayer facilité una formación de 4 horas… online, era la primera vez que guiaba una formación tan larga en ese formato y yo, a parte de los miedos técnicos de que algo no funcionase (Murphy a veces hace de las suyas), tenía mis expectativas:

Expectativa número 1: 4 horas se pasan volando.

Expectativa número 2: Todas las personas estarán “presentes” durante el taller, ¿de qué otra forma pueden estar, si no, en un taller orientado a la productividad?

Expectativa número 3: Lo que quiero contarles, si no lo conocen ya, les va a cambiar la vida, y si lo conocen, seguro que surgirán conversaciones muy interesantes de las que todas las personas aprenderemos.

Expectativa número 4: Seguro que van a preguntar mucho y va a ser muy interactivo porque es un tema muy interesante y da lugar a indagar y preguntar.

Pues, como ya os estaréis imaginando, no se cumplieron ninguna de ellas… al menos eso percibí, no de sus palabras, pero sí de sus energías.

 

Expectativa número 1: 4 horas se pasan volando…

Y si, 4 horas se pasan volando, de hecho, cuando he hecho formaciones presenciales, 4 horas a veces parecen un suspiro, pero 4 horas, delante de la pantalla y de la cámara… resultó realmente agotador, por las 4 horas y por la forma en que se sucedieron.

Esta expectativa no se cumplió, ¿pero sabéis qué? Que si no hubiese vivido esta experiencia, ahora no sería consciente de este hecho ni sabría lo importante que es cambiar el formato para la próxima vez, de ahí el HAZLO aunque no esté perfecto, el camino se hace caminando.

Se me ocurren varias cosas:

1.     Incluir una norma para poder asistir al taller: Cámaras ON (en la expectativa número 2 hablo más de esto).

2.     Descansos de más duración.

3.     Cada 15′ o 20′ hacer cambios de estado (importantes para seguir con la atención alta).

4.     Ejercicios más prácticos en los que tengan que “involucrarse de verdad”.

5.     Incorporar más historias (propias y de otras personas que hayan vivido lo que cuento), lo sé David y Ángel, son importantes las historias… y ya sabéis, es difícil aprender de errores ajenos 😊

Expectativa número 2. Todas las personas estarán “presentes” en la clase

Monje con túnica negra

Yo daba por hecho, supongo que porque es cómo yo funciono y ese sesgo me traicionó, que las personas que asistieran al taller, estarían al 100%, y no fue así, muchas estaban “a otras cosas” mientras me escuchaban (o no me escuchaban… ¡¡nunca lo sabré!!) , y es que ya, desde el principio, muchísimas de las personas que asistieron no activaban la cámara, y esto es como si vas a un taller presencial con una túnica negra de pies a cabeza cubierto por completo sin mostrar ni si quiera tu cara y sin participar en ningún momento, piénsalo un momento… cuanto menos raro ¿verdad?

En mi opinión, acudir a un taller, o a donde sea, y no estar presente, por mucho que queramos pensar que estamos aprovechando el tiempo estando en dos sitios a la vez o haciendo dos cosas a la vez, es una lastimosa pérdida de nuestro preciado tiempo (la multitarea NO es productiva).

Esto tiene varias consecuencias:

1.     Tú no estás aprovechando ese tiempo que estás invirtiendo en ese taller. Más aun, en un taller donde hablamos sobre productividad y la importancia de estar presente y enfocada en sólo una cosa cada vez, mientras tu estás haciendo “in situ” todo lo contrario.

2.     La persona facilitadora o guía, siente que está haciendo un monólogo en un teatro vacío, bueno, por suerte, siempre hay alguien que empatiza contigo y se pone en modo ON (¡gracias!). Quienes facilitamos tenemos gran parte, o la mayor parte de responsabilidad, por no hacer lo que sea necesario en cada ocasión para “captar” mejor la atención del público, como digo, el camino se hace andando y esto de las formaciones “online” tiene su intríngulis, no debes facilitarlas como si fuesen presenciales y menos con esa duración, yo ya lo he aprendido. Toma nota para que no te pase a tí 😉

Normalmente, en otras formaciones que he organizado y facilitado yo misma, y otras a las que he asistido como oyente, es requisito sine qua non tener cámara encendida para acceder a la formación y, si no quieres o no puedes, no asistir, ya que somos personas libres, y si vas a estar a medias, piensa que así no serás una persona más productiva, pero si decides no estar a medias sí, porque estarás entrenando tu toma de decisiones y tu foco atencional.

Y que mejor que poner de alguna forma este requisito para el bien común, es un ganar-ganar.

Expectativa número 3: Lo que quiero contarles, si no lo conocen ya, les va a cambiar la vida, y si lo conocen, seguro que surgirán conversaciones muy interesantes de las que todas las personas aprenderemos.

Y este es otro sesgo que me aparece a veces, yo creo en lo que promulgo, y lo creo porque yo misma lo he vivido, a través de mi propia experiencia he comprobado que tiene muy buenos resultados y también he comprobado esos buenos resultados en otras personas con las que he trabajado.

Y como yo lo creo, a veces se me instala la creencia, de que todas las personas van a querer experimentarlo y, por supuesto, también a veces se me olvida, que cada persona tiene sus propias creencias, vivencias y experiencias, y esto hace que el mensaje que yo envío no llegue, probablemente, de la forma que a mí me gustaría porque, sencillamente, no estoy comunicándolo en la forma adecuada a ese o esos receptores, digamos que es importante modificar la forma del contenido del mensaje y el canal, aunque, al final, el objetivo, sea el mismo. Y esto, también es algo que aprendes, una vez lo haces.

Porque no es lo mismo trabajar con clientes en un proceso, en el que vas a estar acompañándoles y trabajando durante un periodo prolongado donde, además, existe un protocolo establecido de acompañamiento que ambas partes conocen y surge la confianza, que un formato taller (online) en el cual sólo vas a poder transmitir esa primera parte del mensaje y sin saber siquiera de qué forma llegan esas personas a tu taller, porque, además y muy importante, no las conoces. Por tanto, es importante darle unas vueltas para, según qué tipo de mensaje quieras transmitir, encontrar la mejor forma posible de hacerlo en un solo encuentro y trabajar esas primeras impresiones para conseguir que se queden expectantes y no quieran perderse nada.

Se me ocurre que se les podría enviar, unos días antes del comienzo, un primer planteamiento de las cuestiones que se van a ver, un primer checklist con varias opciones y así, de alguna forma, calibrar hasta qué punto están alineados con lo que les vas a contar.

Expectativa número 4: Seguro que van a preguntar mucho y va a ser muy interactivo porque es un tema muy interesante y da lugar a indagar y preguntar

Probablemente como consecuencia de todo lo que os he comentado anteriormente, se dieron muy pocas preguntas ¡para lo que yo esperaba claro! y si no hay preguntas…piensa que algo está fallando.

–       Puede ser que no estén escuchando (y no puedes saberlo porque tienen cámaras apagadas, todo suma) y por eso no pueden preguntar.

–       Puede ser que realmente no les interese el contenido y no quieren saber más sino que están deseando acabar.

–       Puede ser que les resulte demasiado complejo y ni siquiera sepan qué preguntar.

–       Puede ser que sea demasiado obvio, por lo que ya lo tienen claro.

Pueden ser muchas cosas, lo importante es, una vez que ya ha pasado, tomar conciencia de este hecho y analizarlo para mejorar, además de esperar ese “Smart Feedback”, como diría mis queridas Rosa y Jane R. del Tronco.

De todo esto, también creo importante destacar, el hecho de que las expectativas de quienes se inscriben a un taller o formación estén alineadas, de igual forma, con lo que realmente van a recibir.

Probablemente haya más expectativas inconscientes que no se han manifestado pero que, finalmente, te dejan con la sensación de “podría haber sido mejor”.

No obstante, el feeback in situ pareció ser positivo a pesar de mis sensaciones.

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Ahora, lo importante es, como he comentado antes, tomar conciencia de cada momento y, en lugar de tomarlo desde la queja, aprender de todo ello y tomar acción para seguir mejorando.

Porque si de algo estoy segura, es de que la formación online, ha llegado para quedarse 😊

 

Voy a aprovechar este momento para meter esta cuña si me lo permitís:

Esta actitud, forma parte de tener una mentalidad de éxito. Transformar ese sentimiento de «Podría haber sido mejor» en «Voy a trabajar en esto para que la próxima vez, sea excelente».

Cuéntame tú, ¿en qué momento o momentos no se cumplieron tus expectativas y cómo los afrontaste?

 

 

Deseo que este artículo-experiencia te haya gustado y, sobre todo, te sirva.

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