Mente Creadora

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Se oye mucho eso de que nuestras creencias crean nuestra realidad, pero ¿qué significa eso realmente? ¿Cómo algo que creemos puede condicionar nuestra vida?

 

Podemos decir que nuestra mente está “ajustada” a lo que cree que es posible conseguir realmente.

Y eso que “cree que es posible” es lo que vamos aprendiendo desde antes incluso de nacer.

 

Son esos condicionantes que vivimos en nuestro día a día, lo que aprendemos desde las experiencias en nuestro entorno más cercano, lo que nos dicen (y lo que vemos y sentimos) desde que somos bebés y vamos creciendo, interiorizando e integrando “eso que nos rodea” como si fuese la verdad absoluta.

 

Es más, necesitamos creer que es verdad por supervivencia, para sentirnos que estamos en un entorno seguro y, de alguna forma, rechazamos aquello que no confirme nuestra teoría, porque a nuestro cerebro, le gusta tener la razón.

De esta forma, se van formando nuestras creencias, cuando llegamos a una edad adulta, no somos sino el resultado de todo eso que hemos ido viviendo, nuestro entorno familiar, la escuela, nuestras amistades, la sociedad en general, nuestros “incidentes” en la vida.

 

Todo eso va formando eso que llamamos “personalidad” y, si no nos paramos a reflexionar sobre nosotros mismos, si no nos dedicamos a cultivar nuestro propio “Yo”, seguiremos siendo eso que nos han dicho que somos o, en algunas ocasiones, todo lo contrario, en un afán de demostrar al mundo, que eso que dicen, no es cierto.

 

Sobre esto último, hace unos días estuve escuchando a David Gómez (que si no sabes quién es y te gustan estos temas, te animo a que le sigas), y nos hablaba del péndulo.

 

Es decir, que si desde siempre nos han dicho algo que no nos gusta como “eres tonto” (hipo ego, primer extremo del péndulo), cuando crecemos nos intentamos dirigir hacia el otro extremo, como por ejemplo “soy lo más, el más inteligente, el no va más” (híper ego, segundo extremo del péndulo), haciendo todo lo que se supone que hace una persona que es lo más y que es la más inteligente, pero sin tener en cuenta a nuestro “Yo ideal”, que es nuestra esencia, esa que no es ni “el tonto” ni “el no va más”, sino alguien desapegado de ese “ego” y que no se siente ni inferior, ni superior a ninguna otra persona.

 

Hipo Ego es una expresión que me he inventado para diferenciar cuando nuestro ego está a otro extremo del péndulo del híper ego. En medio de los dos, estaría nuestro Yo Ideal.

Y que esto de buscar nuestro Yo ideal, sólo pasa si nos paramos, si paramos de dejarnos llevar por la inercia de la vida, y nos hacemos conscientes de que esto nos está sucediendo.

¿Qué pasa entonces con esas creencias que tenemos? ¿Cómo dirigen nuestra vida?

A través de nuestros pensamientos, lo que pensamos de forma automática, inconsciente, no son más que producto de nuestras creencias, de nuestra forma de ver el mundo, de eso que hemos aprendido y nos han enseñado desde siempre y no hemos cuestionado nunca, y que, en la mayoría de las veces, ni siquiera sabemos que lo creemos, forma parte de nosotros mismos, de nuestra mente automática y no podemos cuestionarlo porque no pensamos que exista o pueda existir otra forma de pensamiento.

Y esos pensamientos “automáticos” los tenemos a diario, casi siempre los mismos, el 80% o 90% de todos nuestros pensamientos diarios, son los mismos un día tras otro, y eso es lo que forman nuestras creencias y dirigen nuestra vida.

Volvamos entonces a eso de que nuestra mente está “ajustada” a lo que cree que es posible conseguir realmente.

Nuestras creencias son las que nos permiten conseguir o no conseguir algo en la vida, recuerda esa frase mítica de Henry Ford:

“Tanto si crees que puedes, como si no, en ambos casos, estás en lo cierto”

Esto quiere decir que nuestras creencias pueden estar limitando nuestra vida. Están diciéndole a nuestra mente, lo que podemos conseguir, o lo que no, en base a lo que creemos, de forma que, cuando le decimos a nuestro cerebro:

“No puedo conseguir esto”

Estás cerrándole la puerta a que pueda buscar caminos alternativos para conseguirlo, porque ya le has dicho que no puedes y, acuérdate, tenemos un cerebro vago, si ya le has dicho que no, para qué va a gastar energía.

Sin embargo, si en lugar de decir “no puedo” le preguntas “¿cómo podría hacerlo?” le estás incitando a que busque soluciones, le estás dando la oportunidad de que busque la forma de conseguirlo, de que genere esas ideas creativas que van a conducirte hacia eso que quieras conseguir.

 

¿Pero y es tan fácil?

Si y no.

 

Por un lado, el hacernos conscientes de todo esto es el primer gran paso, el saber qué no eres tus pensamientos, que puedes modificarlos y que puedes conseguir sustituir una creencia que te limita por otra que te potencie, es ya, cuanto menos, esperanzador.

 

Lo más difícil de todo esto es entender que no puede ocurrir de un día para otro, que debemos tener paciencia y voluntad, así como una intención clara del para qué queremos cambiar esa creencia, qué vamos a conseguir una vez la cambiemos, cómo va a afectar eso a nuestra vida y a nuestro entorno.

 

Todas esas cuestiones debemos tenerlas muy presentes a la hora de disponernos a cambiar nuestras creencias, es un trabajo de fondo, del día a día, y, en la mayoría de las ocasiones, el contar con un profesional que nos guíe y nos mantenga enfocados en ese cambio, es fundamental.

 

Desde aquí te animo a que comiences a identificar esas creencias que te limitan.

 

¿Cómo identificarlas?

Cuando tengas un pensamiento que te hace sentir mal, pregúntate de donde viene y en qué se está basando ese pensamiento. Probablemente, detrás de él, se esconde una creencia que no te está haciendo bien y, cuando la encuentres, busca otra por la que puedas sustituirla, por ejemplo:

  • Creencia limitante: “A partir de los 40 ya no es fácil que te contraten”.
  • Sustituta: “A partir de los 40 te contratan para los mejores puestos”.

 

Ninguna de las dos tienen por qué ser verdad, ni mentira, simplemente se trata de buscar la que te haga sentir bien y te ayude a sacar lo mejor de ti.

 

Deseo que este artículo te haya gustado y que, sobre todo, te sirva.

 

Nota: Hipo Ego es una expresión que me he inventado para diferenciar cuando nuestro ego está a otro extremo del péndulo del híper ego.

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